Miércoles, 17 de Julio Downtown Marina - Annapolis
He zarpado rumbo norte por el Elisabeth river. La zona esta llena de bases aéreas y navales. Por causa del 11 de Septiembre, las medidas de seguridad se han incrementado y se percibe un estado general de alerta. Los movimientos de vigilancia son constantes; helicópteros y lanchas patrullan constantemente. Navego lejos de las zonas militares pero me interceptan dos veces para comprobar mi identidad. En las dos ocasiones, reconocen enseguida mi embarcación y me invitan a continuar mi rumbo animándome a llegar a NYC. Están enterados que pretendo llevar las banderas de todos los países que he tocado y me desean buenos vientos y suerte. En la segunda vez que hablo con ellos les comento que me falta la bandera de Virginia a lo que responden que si espero cinco minutos me traen una de un barco que esta muy cerca. Efectivamente, a los cinco minutos tengo mi bandera que agradezco entregándoles una de España que siempre llevo a bordo "por si acaso.."
Es precioso vivir lo que estoy viviendo, y emocionante sentir el apoyo total de todas las armadas de todos los países que estoy tocando. He continuado mi navegación rumbo Norte por la enorme Chesapeake Bay. Tengo que calcular bien los puntos de repostaje. Ya sabes que navego solo y he de programarme bien para no quedarme tirado sin combustible (aunque he embarcado cinco galones, 15 l., de reserva en un deposito de emergencia por si las moscas..) Navego a gran velocidad (40 Nudos). Me siento con fuerzas todavía para seguir luchando con la mar, aunque la muñeca izquierda me esta haciendo ver las estrellas.. Los constantes golpes provocados por las olas están incrementando mi lesión. Es muy probable que me tenga que operar cuando llegue a España. Ahora tengo que seguir. Darlo todo para llegar a Nueva York el día 24 que es cuando esta prevista la llegada de mi Expedición Atlántica a la estatua de la Libertad... La primera parada la hago en Cape Charles donde reposto 60 litros que me permitirán llegar justo hasta la frontera con Maryland, donde paro en la pequeña localidad de Ridge. Todo es verde, con unos maravillosos bosques que recuerdan al norte de España. La señora que atiende la marina está con su bisnieto y hablo media hora con ella de mi singladura, de la mar, de España, de las ilusiones.. Ha sido interesantísimo hablar con esta persona. Pero aunque me habría quedado toda la tarde con ella, no puedo distraerme. Aún me quedan muchas millas hasta Annapolis. Después de tres horas navegando siempre en pie, llego a puerto a las ocho.
En la bahía acaba de terminar una regata y es precioso ver todos los barcos entrando en puerto iluminados por las ultimas luces del Sol. La Alcaldesa me espera con los medios de comunicación de la zona (Washington; Baltimore; Alexandria..). Me entrega el escudo y la bandera de la Ciudad fundada en 1649 donde se representa la corona de la Reina Ana y dos flores para distinguir las dinastías Tudor y Stuart. La conversación con la Alcaldesa de esta importante Ciudad, cuna de navegantes, es interesantísima. Mujer emprendedora donde las haya, tiene todo el calor de sus conciudadanos que la respetan en agradecimiento por su buen hacer. Después de tantas horas, días y meses de navegación desde Italia, me ha acogido con verdadero cariño y le estoy muy agradecido.
Mañana voy a Washington. Voy a ser recibido por el Alcalde de la Capital de los Estados Unidos y haremos un acto de hermanamiento entre Washington y la Capital del Reino de España. El Alcalde de Madrid ha tenido a bien enviar una carta para la ocasión que si Dios quiere, mañana podré entregar.