Martes, 23 de Julio Sandy Hook
Al amanecer me despierto y me dirijo a desayunar con los oficiales de la base que me proponen seguidamente visitar las instalaciones. Después de saludar al Comandante de la instalación, firmo en el libro de honor y me quedo dos horas mas hablando con ellos sobre los pormenores de mi Expedición.
Les gusta la mar y les encanta oír los relatos del navegante español. Me despido y me dirijo al atraque donde amarré ayer. Ahí me encuentro con un gran corro de oficiales alrededor de la NUMANCIA. Hay expectación. La han dado un manguerazo de agua dulce y han puesto una protección al GPS para que no lo fulmine el sol que empieza a quemarlo todo. Me siento en casa y feliz. Un oficial me confiesa que llevan toda la mañana observando a fondo nuestra "NUMANCIA". Les encanta como están instalados los instrumentos de navegación, comunicación, señales, luces de posición, antenas, foco, cámara de vídeo, etc. Me preguntan mil cosas sobre la travesía. Les sorprende y admira cada respuesta que les doy. Agradezco su colaboración y cariño entregando al oficial la bandera de España y de la Expedición. Nos hacemos unas fotos y zarpo rumbo a Atlantic City con la energía renovada que me han regalado estos marineros de verdad.
Sigue el frío y hay mar. Estoy un poco acatarrado de ayer. Hoy va a ser también un día duro de navegación.
Después de una dura lucha en pie, llego a Atlantik City. Enseguida reposto y prosigo rumbo a Sandy Hook.
En esta última etapa desde Miami, lo único que llevo conmigo es una tarjeta de crédito para pagar el carburante, el pasaporte, tres litros de agua (que renuevo en cada repostaje), un cepillo de dientes, algo de ropa y unas barras energéticas.
¡Ya estoy a tan solo quince millas de Nueva York!