Domingo, 10.03.02 Jijel - ARGEL (ARGELIA)

Publicado en Etapas

Tras despedirnos con verdadera tristeza de nuestros amigos de Jijel, a las nueve he zarpado con rumbo a la Capital de Argelia. Hace frío y un sirimiri recuerda a Guipúzcoa. Un moderno remolcador (de nombre "NIL") fabricado en Bilbao nos despide sonando cinco veces. Hoy la mar está mal. El fuerte oleaje y viento serán la constante de buena parte de la jornada de navegación. Aunque los primeros diez minutos son heladores, enseguida empiezo a entrar en calor por el ejercicio y comienzo a sudar. A las dos horas empieza a llover muy fuerte. Las gotas parecen perdigones. La costa sigue vestida de mil verdes distintos, aunque sin brillo esta vez por la tristeza del día. El agua aparece gris oscuro, reflejo del color del cielo, hoy sin luz. Mis muñecas se resienten mucho por los constantes golpes que deben intentar amortiguar. También porque soportan buena parte de mi cuerpo ya que al permanecer siempre en pie debo mantener el centro de gravedad y en consecuencia repartir el peso sobre las cuatro extremidades por igual. Las gafas juegan un papel importantísimo cuando hay mar y viento, ya que los embates de las olas contra mi embarcación proyectan chorros de agua a gran presión que los ojos no pueden resistir. A las cinco horas converjo con el barco para el primer repostaje. Ocho minutos. Cuarenta litros de combustible se bebe la pequeña "NUMANCIA" Dos buenos bocatas de atún y un plátano son para mí. Estoy navegando a dos millas de la costa, pero a veces me acerco al litoral para poder filmar más de cerca con la cámara subjetiva acuática que llevo instalada en la proa. Chus inventó y fabricó un soporte especial para poder llevar yo a bordo esta pequeña cámara de TV que me permitirá compartir contigo lo que estoy viviendo. Tengo que tener mucha atención de no impactar con los cientos de peligrosos arrecifes que salpican toda la zona. Significaría mi hundimiento inmediato. Más de un barco español se quedo aquí para siempre debido a estas innumerables rocas traidoras. Tras ocho horas de lucha con la mar, clarea y el atardecer deja entrever la bahía de Argel en la lejanía. Muchos barcos de pesca acaban de zarpar de sus puertos y se dirigen casi en formación a su jornada nocturna de trabajo. En la proa, un enorme sol encarnado se quiere acostar. Y lo hace pintando el azul de fuego. Y vuelvo a rezar. Gracias a la Virgen del Carmen por protejerme. Gracias a Dios por haber creado tanta belleza. Gracias por la inmensa gracia de permitirme poder ver.. Algo que parece tan fácil y seguro, pero que es tan extraordinario a la vez. 

A las 20:30 entro en el puerto de Argel donde hay una gran pancarta que dice en árabe, francés y español: "Expedición Atlantik2002: bienvenido a Argel" escrita en árabe y español. Han sido once horas y media de navegación. Me siento muy cansado, pero en el muelle aparecen representantes de la asociación argelina de vela y el concejal de deportes de la ciudad. Una mujer joven guapísima que sostiene una bandeja con recipientes de barro me ofrece dátiles y leche de camella. Dicen que es tradición ofrecérselo a los viajeros en el desierto.. Y ya te dije que la mar y el desierto son hermanos...