Sábado, 23.03.02 ALICANTE - PUERTO BANUS (MALAGA)
Zarpo de Alicante. Me despido del barco. Tengo autonomía para llegar hasta el Cabo de Palos. Le digo a Fernando que quedamos en el Cabo: voy a navegar toda la noche y a gran velocidad sin esperar al barco. La mar está en calma y puedo hacer 35 nudos de crucero. Al amanecer llego a Cabo de Palos. Espero al barco durante varias horas. Me tumbo en la NUMANCIA y trato de dormitar. Es difícil no volcar pero estoy tan cansado que me viene muy bien parar un poco. Llega mi nodriza y tras repostar sigo navegando rápido rumbo al Cabo de Gata- Almerimar.
Tras una paliza de 30 horas, arribo solo al Puerto de Almerimar. El del surtidor se queda de piedra cuando me ve completamente quemado y sin fuerza para amarrar siquiera. Desembarco, me tumbo en el suelo a la sombra y me quedo dormido en el segundo siguiente. Tres horas después llega el barco de apoyo. Los marineros del puerto, al ver mi aspecto, me convencen para que duerma un poco e insisten en dejarme un pequeño apartamento en la torre para que pueda descansar. Acepto y me quedo como un tronco. Lo necesitaba. Las 30 horas de navegación continuada me habían machacado..
Hoy luce el Sol y Sierra Nevada aparece cubierta de nieve bañada de luz. Hoy la mar está en calma. Parece increíble, pero hoy es el segundo día de buena mar desde que zarpé de Roma. Puedo viajar muy rápido y le digo al capitán que le veo en Motril para repostar. En una hora llego a Motril. Espero a que llegue el barco, reposto a tope y zarpo en solitario rumbo a Torremolinos donde llego en dos horas. Estoy alcanzando velocidades de 55 nudos. Hoy navegar es una maravilla. Toda la mala mar que he soportado las últimas semanas se ve compensada en estas tres horas de calma y buen tiempo. Estoy feliz. Descalzo y ligero de ropa, la navegación se hace unión íntima con la naturaleza. Los delfines aparecen una vez más. Sus juegos me sorprenden cada vez. Espero al barco en Torremolinos y cuando llega vamos en grupo a visitar a las Madres Carmelitas. Es Semana Santa y no suelen recibir visitas, pero habían quedado conmigo y hacen una excepción, permitiéndome compartir un rato en su maravillosa presencia de paz. Les cuento sobre la navegación y se maravillan cuando les enseño un vídeo de los delfines que pude filmar ayer. Mi querida tía me da ánimos y nos cantan una melodía que por un momento nos abre las puertas del paraíso soñado. Estar en presencia de nuestros ángeles es una sensación igual de feliz que navegar en la mar azul. Tras despedirme pongo rumbo a Puerto Banús donde hay organizada una conferencia de prensa para explicar a los medios los últimos días de travesía.