13/04/2002 AGADIR - IFNI - TAN-TAN (MARRUECOS)

Hoy he podido zarpar rumbo sur. Estoy pensando en la posibilidad de navegar directo a Lanzarote, para ir luego descendiendo a refugio de la costa oeste de la Isla. Sin embargo me siento atraído por la idea de pasar por Sidi Ifni. Hace solo 33 años que España salió de ahí, y me encanta la idea de visitar el lugar. Me despido de las autoridades de Agadir. Una vez mas, entrego la bandera de España y de nuestra expedición. Zarpo con una bandera de Marruecos que me ha enviado S.M. el Rey Mohamed VI para que la lleve conmigo.

Será la que ondee en Nueva York si llego. Yo le hice llegar ayer un estandarte de la expedición y una gorra de navegación. El Rey es un apasionado de la navegación en este tipo de embarcaciones. En Marruecos me lo comentan siempre. De hecho, cuando charlo desde mi moto acuática con pescadores en los puertos marroquíes, siempre me dicen orgullosos que su Rey también navega en una embarcación como la mía y que es un intrépido deportista muy aficionado a esta esforzada manera de navegar. 

En los puertos de Marruecos, los pescadores siempre me tratan con un gran cariño y respeto. Es una actitud general que siento en las personas que suministran el carburante. En los taxistas que preguntan por las condiciones de la mar. Los hombres de la mar que me aconsejan sobre la hora ideal para zarpar. El religioso que nos muestra su pequeña mezquita con el orgullo que da la fe. "Marruecos y España siempre juntos" Con esta frase se despide de mí el marinero del puerto cuando zarpo ya en pleno Océano Atlántico. Hoy me espera una navegación difícil. Un día mas la mar no muestra su cara amable. Grandes olas por estribor me obligan a estar atento y muy concentrado para caerme lo menos posible.. Tengo mucho frío pero pronto empiezo a calentarme con el ejercicio continuo que tengo que hacer para poder avanzar. Tengo autonomía justa para llegar a Ifni con lo que llamo por radio al barco para decirles que nos vemos en puerto. Me gusta navegar solo. Pasan lentamente las horas y la costa a babor se va haciendo desierto. El Sahara empieza. Por fin llego al puerto de Ifni que está detrás del imponente tinglado para cargar fosfato que dejamos los españoles aquí. La recepción hoy es especial. Me espera medio pueblo y están felices. Se apresuran por llevarme a la ciudad y enseñarme los vestigios de la reciente presencia española. José habla perfecto español y me quiere guiar. Resulta entrañable ver todo esto aquí. De repente, me es familiar ver el cine "Avenida" José me enseña la casa donde nació Kitín y José Muñoz. Se les quiere y recuerda. Nos hacemos una foto delante y seguimos. Ifni es un sitio maravilloso. Me convidan a comer una fantástica ensalada y un magnífico plato de pescado "trucha de mar" En el restaurante, el aparato de televisión transmite la cadena TVE. Me enseñan sellos y recuerdos de la época. Ya de vuelta al puerto nos detenemos ante un precioso edificio propiedad de España. Es la antigua casa de pagaduría que se encuentra abandonada. El gobernador me dice que es una pena que no se haga algo en este sitio.. Me comenta en francés que es lamentable que se esté perdiendo el idioma español en esta zona tan próxima a nosotros. Tiene toda la razón. Esto es lo que tenemos que sentir de Marruecos: ellos quieren que hagamos cosas juntos. Nosotros tenemos que percibirlo y actuar con la responsabilidad derivada de los muchos años de presencia nuestra en todas estas entrañables tierras. Inmediatamente se me ocurre que cuando vuelva a España, propondré hacer un Instituto Cervantes en esta casa. 

Sintiendo no poder quedarme mas tiempo regreso al puerto para continuar. Me despido entre grandes abrazos y zarpo. Hace frío y a las dos horas mi embarcación sufre una avería. No pasa de 3.000 RPM y el motor se para. No hay refugio en muchas millas a la redonda. Hay mar con lo que es imposible acercarse al barco. También es imposible remolcar. Solo me queda seguir despacio sabiendo que si la "NUMANCIA" se para definitivamente y no logro arrancarla, habrá que abandonarla en la mar. En ese caso, yo intentaría embarcarme en el barco de apoyo. Siempre que pueda porque eso representa un riesgo enorme. Los movimientos violentos del barco hacen dificilísimo acercarse nadando sin recibir un golpe que puede ser mortal. Por eso, en caso de no poder embarcarme, probablemente no me quedaría otra que nadar a costa. Se viven momentos de tensión. El capitán vuelve a mostrar el temple que confirma su carácter. Les digo que intentaré no forzar la máquina e intentar llegar a puerto. El problema es que hace cada vez mas frío y a esa velocidad no puedo hacer ejercicio y en consecuencia calentarme. Me voy a helar.. Efectivamente, cada vez baja mas la temperatura y con la noche llega el temido frío del desierto. Poco a poco voy navegando. Pensando en no derrotarme. Aguantando la desesperación que provoca la impotencia. Sintiendo la incertidumbre de saber que la NUMANCIA puede pararse. Ya es noche cerrada.. Una y otra vez, la embarcación se para pero logro arrancar de nuevo. Chus me aconseja por radio que reafirme unas conexiones en el motor. Paro, y con mi linterna sumergible voy buscando las conexiones. Las indicaciones de Chus han sido "mano de Santo" La avería parece subsanada. Mi velocidad es ya la normal. La noche es amenazadoramente negra. No hay luna ni estrellas. No hay horizonte, la línea que separa el agua del cielo ha desaparecido. Continuamente, imagino los fondos que sobrevuelo. Como puedes comprender, la imaginación en esas circunstancias se desboca. Puedo figurarme una ciudad submarina muchos kilómetros debajo de mí; o un sumergible misterioso; una base de naves extraterrestres... De repente, me asusto. Una intensa luz rodea mi embarcación. Enseguida comprendo lo que pasa.. Estoy pasando por una zona de una altísima e inusual concentración de plancton luminiscente. Cuando mi pequeña nave remueve el agua, la luz de los pequeños seres vivos se activa y crea tal luminosidad que parece que hubiera una potentísima luz iluminando desde el fondo marino.. Desde la proa salen miles de estrellas de luz blanca. Parece que navego sobre una alfombra de luz. Es impresionante. Si miro detrás, desde la salida de la turbina parece que hay una enorme llama de fuego blanco. Como no hay referencias, ni horizonte, ni luz alguna; me da la sensación de volar sobre un espacio infinito. Es una sensación única. Muchas veces he pasado por zonas de plancton y he podido sentir esto pero nunca con tal intensidad sobrecogedora.. Es maravilloso. Comienza a llover muy intensamente. Tras salvar un enorme espigón que al ser nuevo no tiene luz de señalización ni aparece en las cartas, llego a puerto. El frío es helador. Una intensa cortina de agua no me deja buscar un lugar para atracar. Finalmente lo encuentro. Media hora mas tarde, preocupado porque el barco no llega, pienso en salir otra vez para indicarles el obstáculo que representa el espigón. Llamo por radio sin éxito y me altero. Salgo del puerto y al doblar el larguísimo espigón veo que el barco tiene un rumbo directo de colisión contra él. Y está muy cerca ya... Con el corazón en un puño, pongo rumbo al barco lo más rápido posible y le hago señales con mi potente linterna. Al rato se dan cuenta y corrigen el rumbo salvando el obstáculo. Gracias a Dios se ha evitado una desgracia..