Viernes, 8.03.02 Annaba - Jijel (ARGELIA) 120 Millas Náuticas

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Como se había previsto, zarpo a las siete de la mañana. La fragata vuelve a ofrecerse para acompañarme. Les digo que no se preocupen. Aunque navegar en formación con una embarcación militar me resulta apasionante, yo navego más rápido que el buque de guerra y tardaría más tiempo en llegar a Jijel. En cualquier caso, me emociona que me ofrezcan su compañía y notar su respeto y amistad. Garantes de la paz, las Armadas y los ejércitos en general son merecedores de mi respeto y respaldo incondicional. El objetivo es llegar a Argel lo antes posible. Son 260 millas pero la "NUMANCIA" y yo lo podemos conseguir en una singladura. La verde costa argelina recuerda al cantábrico español. Siempre paro a saludar a todos los pescadores que encuentro en mi camino. De repente, estando apoyado sobre la banda de un pesquero hablando con sus tripulantes, observo que un pez se bate con la muerte dentro del barco mientras se mueve desesperado en su asfixia. Parece que me mira como diciendo: "lo tienes fácil navegante; sácame de esta situación, que quiero seguir viviendo en mi mar" Pregunto si lo puedo coger. Cuando lo tengo en mis manos se me escapa y tras pedir perdón por el "descuido" al pescador y a mí se nos escapa una sonrisa, probablemente por el mismo motivo. El Sol se turna con la lluvia y el arco iris se hace mágico a babor. La mar está calma y la velocidad de navegación es alta. Tras nueve horas de navegación llego a Jijel donde me reciben con muchísimo calor. En la bocana del puerto, un remolcador lanza dos enormes chorros de agua a presión en señal de bienvenida. Me embarco en una fragata y entrego a su comandante una de mis gorras de navegación con el escudo de Navarra bordado al frente, y la palabra "NUMANCIA" detrás. El oficial me regala una gorra de su barco que se llama "LA FUERZA" El gobernador de la provincia y el alcalde de Jijel me invitan a ir a la ciudad para visitarla. Les agradezco mucho su hospitalidad y comento que tengo intención de continuar en dos horas. Entre risas me responden que no me van a dejar zarpar mas tarde, ya que han organizado una serie de actos de bienvenida y les gustaría que me quedara con ellos dos días. Me lo están diciendo con tanta ilusión que no sé si podré negarme. Acudo a la casa del gobernador donde hay un recibimiento espectacular. Están todas las autoridades de la ciudad. Tras sus palabras de salutación, el gobernador me invita a intervenir; lo que hago para hablar de nuestro mensaje de paz y tolerancia entre los pueblos y culturas. Entrego al Gobernador una bandera española que dobla cuidadosamente entre sus brazos. Seguidamente, me regala una de Argelia diciendome que defender este símbolo de su País costó muchas vidas y sacrificios a su pueblo.. Antes de dármela, la besa y un fuerte aplauso de todos los presentes me conmueve. Después me dirijo a una escuela de vela y los chicos (aleccionados clandestinamente por Johan) me reciben con un grito fuerte: ¡NUMANCIA! Al anochecer cenamos todos juntos cuscus en un entrañable ambiente árabe. Me da pena tener que zarpar. El parte meteorológico es malo. Seguramente me acepte la invitación para quedarme en este maravilloso lugar donde quieren enseñarme ríos, grutas y bosques casi vírgenes donde viven unos monos idénticos a los de Gibraltar.. 

Jueves, 7.03.02 Annaba (Argelia)

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Amanezco en Annaba. Las autoridades de la ciudad han preparado un apretado programa de visitas. Empezamos por la Basílica de San Agustín, ese Santo argelino nacido en Taghast en el siglo cuarto y que vivió aquí durante cuarenta años. Fundamental para la Cristiandad, su reliquia se puede ver en el altar mayor de la Iglesia. Esta visita tiene mucho sentido para mí porque si Dios quiere llegaré a Florida y recalaré en San Agustín, antigua ciudad española donde se encuentra la casa más antigua de los EE.UU. El almirante Pedro Menéndez de Avilés fundó la ciudad el día de San Agustín de 1565. Si llego, a América, prometo homenajear a este Santo y la nación argelina hermanando la Ciudad de Annaba y Argelia con San Agustín, Florida y EE.UU. He visitado las ruinas romanas de Hippo Regius donde he podido admirar los mosaicos y restos de un Imperio.. Tras una visita a la ciudad y al precioso centro de artesanía donde me han regalado una pipa con la inscripción Atlantik2002 (nombre de mi Expedición) me han llevado a almorzar con el Señor Melizi Tahar, Gobernador de la Wilaya (provincia) y el Alcalde de Annaba. Hemos intercambiado las banderas de Argelia y España y se han vuelto a oír expresiones de paz y concordia que me han emocionado especialmente. El barco se ha repostado completamente y ya puedo zarpar rumbo a Jijel que dista 120 Millas Náuticas. Cuando he llegado al puerto Johan estaba muy ocupado retransmitiendo nuestras filmaciones y me ha dicho que necesita más tiempo para su importante cometido. Trabaja mucho y no llega.. He tomado la decisión de dejarle todo el día y abortar la salida. Zarparé mañana de madrugada. 

Miércoles, 6.03.02 Sidi bou Said (Túnez) - Annaba (Argelia)

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Hoy he vivido una jornada emocionante. He podido ver y sentir cosas verdaderamente especiales.. Muy temprano, he zarpado de Sidi bou Said en Túnez con rumbo a la ciudad de Bizerta. Quiero intentar llegar hasta Annaba en Argelia. Debido a la pérdida de días de navegación efectiva, intentaremos hacer dos etapas en una. La mar me viene de proa con lo que navego en zigzag haciendo bordos para intentar tener la mar por las amuras y conseguir una navegación rápida. Puedo doblar la velocidad del barco de seguimiento, lo que me permite acercarme mucho a tierra y observar cada detalle del litoral. Luce el Sol. La costa, por babor, se hace imponente. Es preciosa. No puedo dejar de pensar en su pasado relacionado también con España cuando en 1535 Carlos I vino aquí desde Barcelona al frente de 420 embarcaciones y 30.000 soldados en busca del pirata Barbarroja. Como consecuencia, la toma de Túnez. Estos relatos históricos tantas veces leídos en mi juventud, se me hacen casi realidad a través de la imaginación cuando navego en solitario.. Imbuido en estos escenarios reales, puedo casi ver esas flotas en la lejanía, oír los gritos de sus marinos, sentir el temor previo a la batalla ante el filibustero, el miedo a la guerra.. Muy cerca de la playa, los restos de unos inmensos barcos semihundidos en la segunda guerra mundial despiertan mi desbocada imaginación. Corresponden a otras guerras. Más recientes esta vez.. Sobrecoge acercarse a estos monstruos muertos en la mar. Aunque corroídos por la sal y el tiempo, aparecen todavía amenazadores.. Prosigo y me acerco a unos pescadores. Siempre hablo con los caminantes de la mar. Son los que me dicen lo que me espera. Me avisan de los peligros que se pueden evitar, me dicen donde están los arrecifes, las peligrosas redes a la deriva, las corrientes traidoras.. Hablamos de las recientes conversaciones bilaterales entre Túnez y España encaminadas a la creación de sociedades pesqueras mixtas, posibilidad que apoyan decididamente. ¿De donde vienes?, me preguntan. De Roma.., respondo.. Sus miradas en principio incrédulas se tornan en desbordada ilusión cuando les digo a donde voy. ¡A América..! La gente de la mar entiende tan bien todas las razones de mis travesías.. >Maha Essalama< (que la paz te acompañe) Gestos y gritos de ánimo me despiden con el regalo de la buena energía que atesoran las gentes que tienen la suerte de poder ver el horizonte todos los días. Arribo a Bizerta tras varias horas en pie sobre la mar. El Alcalde y autoridades me reciben en el puerto con un ramo de flores y unos recuerdos de nuestro paso por la Ciudad, con todo el calor que irradian los tunecinos.. Intercambiamos las banderas de Túnez y España una vez más y se vuelven a escuchar palabras de tolerancia y paz. Antes de zarpar de nuevo rumbo a Argelia, telefoneo al embajador de Túnez para agradecerle su colaboración. Amablemente me confirma su ilusión por haber elegido Túnez como litoral de paso de mi Expedición Trasatlántica Roma-Nueva York. Nos comprometemos a vernos en América si Dios quiere que lleguemos. A continuación llamo al embajador de Argelia en Madrid para anunciarle mi llegada a aguas territoriales argelinas en unas horas. Atentísimo me confirma que me espera una fragata de la Armada de Argelia para darme escolta. En esta Expedición, como en otras travesías internacionales que he llevado a cabo desde 1986, es muy importante la colaboración de los países que se visitan. Por eso siempre informo a los embajadores en Madrid, varios meses antes de zarpar. Hace tres meses fui a todas las embajadas de los países que voy a tocar para informarles y recabar su ayuda, siempre que lo estimaran interesante. En los últimos dieciséis años, siempre he contado con el apoyo diplomático incondicional de todos los países por los que he navegado, lo cual me ha animado muchísimo en mis travesías marítimas. 

Tras las despedidas todos hemos notado que dejábamos una pequeña parte de nuestro corazón en Túnez. Zarpo rumbo a Annaba. Al salir del puerto, una patrullera tunecina me da escolta. Navegando en formación, siento el respeto que nos tenemos los navegantes de la mar de cualquier condición, en toda circunstancia e independientemente del tipo de embarcación en la que estemos enfrentándonos a la mar. Finalmente, nos despedimos con gestos de afecto y acelero hacia el horizonte. Tras dos horas de navegación, observo tres aviones de guerra que se dirigen en picado hacia la costa. Son unos Mirage de la fuerza aérea tunecina en ejercicios de tiro aire / tierra. Atraído por el impresionante vuelo de los cazas, me dirijo a la zona. Por razones de seguridad, me quedo a media milla del polígono de tiro. El espectáculo me deja boquiabierto. Durante veinte minutos, hacen sus ejercicios con fuego real. Los impactos siempre en el mismo objetivo, se hacen estremecedores. La belleza del vuelo me emociona y transporta a mi vocación frustrada ¿recuerdas? Soñaba con hacerme piloto de combate. Es lo que quería para mi vida y profesión, pero un accidente de circulación que me dejó una secuela en la movilidad de mi mano izquierda, frustraron mi sueño de volar. Estos pensamientos me extasiaban hasta que los tres aparatos finalizaron el ejercicio y se alejaron de la zona en alabeo de saludo. El barco había desaparecido en el horizonte y zarpé para alcanzarle y repostar combustible. La noche empieza a caer y la mar comienza a despertarse. La temperatura baja rápidamente y quedan unas cinco horas de navegación nocturna hasta Annaba. La noche se cierra enseguida y las estrellas dominan enseguida el firmamento por completo. Estos días no hay Luna, por eso la noche sobrecoge aún más si cabe. La oscuridad es absoluta y navegar se hace muy difícil al no poder prever y recibir las olas. Solo se pueden intuir. Los golpes llegan constantes a traición. Varias horas mas tarde puedo avistar en la lejanía unos destellos misteriosos. Al rato llego y me doy cuenta que es la fragata de la armada argelina >El Azoum< que espera en el principio de sus aguas territoriales para darme escolta hasta Annaba. En la gélida noche cerrada, la dotación, muy abrigada, sale al puente y gritan contentos palabras de ánimo y bienvenida a Argelia. Me acerco y quedo a estribor de la gran embarcación gris. La proa del buque de cuarenta metros corta la mar con fuerza creando una estela que se confunde con el agua que proyecta mi pequeña embarcación. Siempre en pie, sorteando los embates, pienso que las estelas que crean las dos embarcaciones se juntan en un abrazo de mar. El abrazo de la tolerancia, del respeto al ajeno y a los sueños. El abrazo que ha hecho posible que esos marinos de guerra estén ahí, animando a un navegante español que viene de Roma y se dirige a las américas a bordo de un barquito muy pequeño pero con una ilusión grande, la que viene de su nombre: "NUMANCIA" A las once arribo a puerto. El recibimiento es calurosísimo. Un gran ramo de flores y palabras de tolerancia y unión que vienen de la mar. Estoy un poco cansado pero con la moral reforzada por tantas emociones vividas en los últimos días. Mañana continúa mi expedición atlántica, Inchallah..