Martes, 28 de Mayo de 2002 SAINT BARTHÈLÈMY (FRANCIA)

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Amanezco con el agobio de una nueva situación complicada. El barco "BLUE" se ha averiado y no puede seguir viaje. Ha de volver hoy a Antigua. Tengo que organizar todo para sacar el material y buscar un lugar donde guardarlo hasta que consiga otro barco aquí. En media hora, tengo el material en tierra. El barco zarpa seguidamente. Aviso a Marina, que se pone en marcha y llama a los pilotos de motos acuáticas que me recibieron ayer. Me dicen que no me preocupe. Todo se va a solucionar. Con muchísima energía, ánimo y un espíritu increíble, entre todos me ayudan a encontrar dos almacenes donde dejarlo todo. Para transportar este material, enseguida se movilizan y consiguen una pequeña furgoneta y un motocarro donde metemos todo para transportarlo a los almacenes. Luego reservo dos cuartos en un pequeño hotel en el puerto. 
Inmediatamente después, comienzo a hacer gestiones para localizar una embarcación. A las tres de la tarde hago un alto: el Alcalde de Gustavia me recibe para hacer un acto de hermanamiento entre la Isla de Saint Barthelemy con la Isla balear de Formentera. Intercambiamos las banderas de las dos islas, y vivo otro momento de gran emoción. Una vez mas, palabras de unión, tolerancia y paz entre los pueblos. 
De vuelta en el puerto, sigo haciendo gestiones para encontrar un barco. Al final del día, hablo con mi amigo Prudencio y me dice que puede conseguir uno para dentro de dos o tres días. Parece que saldré del problema. De todas formas, Chus me había pedido un par de días mínimo para reparar a fondo la "NUMANCIA". Espero que cuando llegue el barco podamos seguir rumbo a Puerto Rico - Florida... Veremos lo que pasa. Ya se sabe que en las expediciones hay que improvisar constantemente y poder reaccionar con la máxima calma y efectividad ante cualquier imprevisto. A ver si hay suerte... 

Lunes, 27 de Mayo de 2002 ANTIGUA - GUSTAVIA, SAINT BARTHÈLÈMY (FRANCIA)

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Me despierto muy pronto para zarpar por segunda vez hacia el mismo rumbo. Chus ha trabajado duro para reparar y lo ha conseguido. En la nueva etapa solo vienen José, Chus, Maria y Fernando. Finalmente estamos dispuestos para continuar y zarpo con destino a la isla francesa de San Barthelemy. Ahora puedo navegar a rumbo. Sin zigzaguear, y aunque hay mucha mar de través, recorro treinta millas cada hora. En tres horas avisto las costas presididas por la Roche Rouge. Inmediatamente después, la playa del Gobernador muestra la belleza de este litoral. Pongo rumbo a la capital, Gustavia. Una milla antes de llegar, un barco donde ondea una gran bandera francesa y seis embarcaciones como la mía, me están esperando para acompañarme al puerto donde espera un numeroso grupo de personas. Amabilísimos, me dirigen al muelle de honor donde está el capitán del puerto y mucha gente que me hace gestos de bienvenida. Me siento muy emocionado. Juntamos las banderas de España, Navarra y Francia, entre los aplausos de las personas que ven como España con Navarra se une a Francia a través de mi Expedición "Encuentro Atlántico" (Cada vez me gusta más este nombre que propuso mi amigo canario Fernando del Castillo para bautizar mi Expedición Trasatlántica) El ambiente en el Puerto es extraordinario y me siento verdaderamente acogido. 
Al rato zarpo de nuevo. Tras veinte minutos de navegación con mis amigos que llevan banderas de Francia y España, llego al lugar del almuerzo donde esperan muchas personas y medios de comunicación franceses. Me preguntan mucho por los detalles del tramo atlántico de mi expedición, y a través de mis respuestas, me vuelvo a transportar con nostalgia al Océano. Los franceses son muy aventureros y buenos navegantes. Su opinión y valoración es importante para mí. Especialmente en esta Isla donde cada año llega la famosa regata "mini transat" y saben sobre las travesías trasatlánticas. Los navegantes ahí presentes me reconocen que la mía ha sido probablemente la travesía más dura que se ha realizado jamás. Un grupo de ellos, comenta en alta voz que navegando a vela o en cualquier otra embarcación, el Atlántico es siempre muy duro. Y eso que el navegante va a resguardo, sentado y protegido... Sin embargo, dicen, cruzarlo solo, a la intemperie y navegando siempre en pie sobre una ínfima embarcación de dos metros, les parece inimaginable... 

Las palabras de apoyo y la acogida es increíble. Veronique y Marina han organizado todo en un tiempo récord. Son dos personas fantásticas y adorables. Después de la fantástica recepción, vuelvo hacia la pequeña NUMANCIA que espera varada sobre la arena de la playa. Un gran corro de personas están observando la única moto acuática trasatlántica que existe. Comentan sobre los sistemas de navegación instalados; la radio; el foco; la antena; la cámara de vídeo instalada en la proa, etc. Entre ellos hay una niña de cinco años que me mira asombrada. Me acerco a ella y rodilla en tierra la cojo la mano y la doy un beso. Ella me sonríe y abraza. Tras despedirme de la pequeña y abrazarme a las personas que me sonríen pongo rumbo de vuelta al puerto donde vuelve la realidad.. Chus me dice que necesita tiempo para revisar a fondo mi pequeño "delfín" antes de proseguir viaje hacia Puerto Rico que dista doscientas Millas. La reparación del eje ha permitido que Chus observara otros desperfectos que hay que arreglar. 

Domingo, 26 de Mayo de 2002 ISLA DE ANTIGUA

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Ayer zarpó el "HARMONIE" Hoy quiero proseguir mi camino acuático. Me despierto pronto para conectarme a la red en un cibercafé. Tengo que notificar al propietario del "HARMONIE" que su barco ha salido ya rumbo a Francia. Luego tengo que mandar datos sobre facturas; organizar la ruta teniendo en cuenta los puertos de recalada y hacer un cálculo de la autonomía de las dos embarcaciones para prever bien los puntos donde repostar en esta etapa que comienza hoy. Después he quedado con Mike para ultimar pagos y aspectos formales de nuestro contrato de alquiler. 
Mas tarde me voy con Fernando y José al supermercado para hacer el primer aprovisionamiento de víveres del nuevo nodriza llamado "BLUE" Cuando acabo en el súper, hablo con Johan. La expedición se está haciendo dura y no hay mucho espacio en el nuevo barco. Acordamos que vuelva a Suecia. Entretanto, Chus ultima los preparativos de la "NUMANCIA" y María lleva toda la mañana enviando fotos al Diario de Navarra para su publicación. Tras ocuparme de repostar los 1.400 litros que caben en el "BLUE", a las cuatro estamos dispuestos a zarpar rumbo a la isla francesa de Saint Barthelemi: San Bartolomé, a la que Colón bautizó así en honor a su hermano Bartolomé. 
El territorio francés de ultramar, donde hay una gran afición al uso de las embarcaciones similares a la "NUMANCIA" dista noventa Millas Náuticas de aquí. Me dicen por teléfono antes de zarpar, que en San Bartolomé hay gran interés y expectación hacia mi expedición. En ese sentido, los aficionados a las motos acuáticas y deportes náuticos en general han organizado recibirme a una milla de la capital, Gustavia. Después habrá una gran cena de bienvenida. Mi amiga Veronique está coordinando todo y tiene mucha ilusión que lleguemos a una cena donde podremos ver la Luna llena. Precisamente esa circunstancia me ayudará en mis planes de poder proseguir la navegación, después de cenar. Me gusta muchísimo navegar de noche. Y mas si hay Luna llena.. Tendré que viajar durante toda la noche si quiero llegar. Finalmente zarpo. Está lloviendo intensamente. Hay constantes tormentas tropicales. Son intensos chaparrones intermitentes que descargan una gran cantidad de agua en dos minutos. En la mar, esto provoca perder casi por completo la visibilidad. A pesar del agua, hace calor. Comienzo alegre mi tercera etapa de la Expedición Atlántica. Tengo una etapa larguísima por delante pero no me importa. Quiero navegar. La mar me da tanto.. La necesito. 
A las dos millas, súbitamente se produce un ruido muy intenso en mi embarcación. La "NUMANCIA" acaba de sufrir una avería muy grave. El eje de la turbina se ha roto. De vuelta en Jolly Harbour, nos ponemos a reparar. Chus me confirma la gravedad y dice que tiene que sacar el motor para poder sustituir el eje roto, por uno de recambio que (hombre previsor él) lleva a bordo. Serán seis horas de trabajo. Telefoneo a Saint Barth para decirles lo que pasa y anular la cena prevista. Veronique lo comprende enseguida y me dice que no me preocupe. Nos esperan mañana a comer