Lunes, 13 de Mayo OCÉANO ATLÁNTICO
Hoy es el cumpleaños de mi queridísimo Padre. Aunque no puedo verle físicamente desde hace 24 años, cuando su corazón dejó de aguantar, tengo presente su mirada y le recuerdo cada día de mi vida. En esta Expedición de una manera muy especial porque puedo sentir su fuerza y protección a cada instante. Los valores que presidían su proceder han sido y serán mi ejemplo y guía siempre. El día que Dios quiera darme hijos, también intentaré darles esas mismas pautas de vida que les harán libres. Hoy estoy superando la primera mitad del Océano. Ahora queda la misma distancia que he navegado desde Canarias hasta aquí. En medio del gran desierto azul, sigo adelante con la misma ilusión y determinación que sentí hace muchos años cuando pensé por primera vez en cruzar el gran Atlántico... En estos pensamientos estoy cuando recuerdo aPablo Neruda:
"Necesito del mar porque me enseña: no sé si aprendo música o conciencia: no sé si es ola sola o ser profundo o sólo ronca voz o deslumbrante suposición de peces y navíos. El hecho es que hasta cuando estoy dormido de algún modo magnético circulo en la universidad del oleaje. No son sólo las conchas trituradas como si algún planeta tembloroso participara paulatina muerte, no, del fragmento reconstruyo el día, de una racha de sal la estalactita y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire, incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven que aquí llegó a vivir con sus incendios, y sin embargo el pulso que subía y bajaba a su abismo, el frío del azul que crepitaba, el desmoronamiento de la estrella, el tierno desplegarse de la ola despilfarrando nieve con la espuma, el poder quieto, allí, determinado como un trono de piedra en lo profundo, substituyó el recinto en que crecían tristeza terca, amontonando olvido, y cambió bruscamente mi existencia: di mi adhesión al puro movimiento"