Sábado, 4 de Mayo. EL HIERRO (ULTIMA TIERRA) - RUMBO OESTE
He zarpado esta mañana a las diez. En doce horas y media seguidas de navegación he podido navegar 120 MN. En realidad, debido a la navegación en zigzag que te contaba ayer, yo he hecho 180 Millas pero, de nada me sirve si tengo que quedarme donde llega el barco.. Esta distancia es la mínima diaria que me he impuesto. A la caída del Sol he decidido parar. No tiene sentido navegar por la noche si no hay mucho viento porque el barco se queda a 6 Nudos. La mar es de un color azul profundo. Montañas de agua nevadas de espuma me persiguen por la popa. Viento del Nordeste fuerza siete durante todo el día. Va amainando a las 21:00. El Horizonte se hace infinito. Azul contra azul, la línea que los separa se hace eterna... y al final..., nada...Y todo...
Me siento ilusionado con la travesía que me espera. Cada vez me encuentro mejor de los golpes recibidos los últimos días. Chus, trabaja y está muy fuerte. Creo que está recobrando la ilusión también. . Esta Expedición es tan suya como mía. Fernando está encantado. Siempre de buen humor, anima a toda la tripulación del barco de apoyo. Es una persona muy especial. Todo sensibilidad y sentido del deber. José "El Negro" es un verdadero descubrimiento. Lleva solo dos días a bordo y ya es el motor del barco. Cada vez que me acerco al nodriza y me fijo, está trabajando. Sabe lo que hace. Conoce la mar y me da toda la confianza. María está volcada en su nueva misión. Ha cocinado un arroz integral de "Diet" y lo ha mezclado con unos pimientos de Navarra; de los que me regaló Iñaki. Cuando me acerco a repostar combustible, también reposto mi estómago. En un cuenco me dan el arroz que me como haciendo un alto en el camino. Esta buenísimo. También hace la producción para la mi página de Internet www.Atlantik2002.com. Johan va recuperando el tono. Creo que está mejorando. Veo que capta bien los momentos para filmar la navegación. Por fin Bernard, capitán del HARMONIE, navega bastante bien y tiene buena predisposición, aunque yo preferiría tener a Fernando al mando de mi barco de apoyo. Aún así, el francés, entiende bien lo que siento. Cuando he parado de navegar, y embarcado en el catamarán para dormir ya de noche, me ha insistido para que me seque. Eso es algo muy importante para mí, porque me hace ver que se pone en mi lugar y entiende por lo que estoy pasando fuera: mientras ellos viajan a resguardo y secos, yo paso las horas siempre en pie, totalmente calado y helado de frío.
Aunque está todo pensado, embarcarme no ha sido tarea fácil. Primero, la tripulación del barco arría las velas para que el HARMONIE quede a la deriva. Inmediatamente después, lanzan un cabo flotante de unos treinta metros. Yo lo busco y paro mi máquina. Me lanzo al agua para cazarlo y rápidamente lo amarro a la proa de la NUMANCIA. Una vez trincada, la tripulación tiene que tratar de subir la NUMANCIA a bordo. Para facilitar la tarea de embarcar la moto acuática, Chus diseñó una rampa de acero con unos rodillos donde pudiera deslizar el casco de la NUMANCIA. Yo desde el agua (agarrado a la popa de la NUMANCIA) intento dirigir la moto acuática para facilitar en lo posible que la proa enfile la plataforma correctamente. Inevitablemente, durante todo el tiempo que permanezco en el agua, pienso en la posibilidad de ser tragado por un gran tiburón en medio del Océano. Enseguida, trato de alejar ese pensamiento y concentrarme en subir la NUMANCIA al barco cuanto antes. Aunque las olas no son enormes hoy, se hace necesario esperar a que la mar facilite la tarea. Una crecida mete la proa en la plataforma y el equipo caza rápidamente. Por fin, la NUMANCIA queda varada a bordo del HARMONIE. Ahora quedo yo en el agua... Fernando me lanza otro cabo con una boya en el extremo. Nado veloz hasta poder asirme a él y alcanzar la popa del HARMONIE. Espero a la ola y embarco como puedo. No quiero ni pensar lo que puede ser esta operación con grandes olas.. Sé que habrá muchos días donde esta operación será muy difícil. Incluso, habrá momentos que será imposible. En esos casos tendré que quedarme navegando las horas (durante el día o la noche) que sean necesarias hasta que amaine. Serán situaciones límite pero que ya he vivido estos últimos veinte años de aprendizaje de la mar, sobre todo en el tramo previo al Atlántico que me ha servido de duro entrenamiento. ¿Recuerdas ese tramo de 30 horas entre Baleares y la Península? A partir de ahora, el barco se queda parado a la deriva hasta que mañana se reinicie mi navegación. Enseguida, Chus pone a punto la mecánica de la NUMANCIA para que pueda continuar. Yo me seco un poco para entrar en calor, aunque sin ducharme para conservar la sal en mi piel. La sal me protege. Rápidamente, me pongo a escribir en mi cuaderno de bitácora. En esto, llama por radio Rafael del Castillo desde las Palmas de Gran Canaria. Rafael lleva años ayudando altruistamente a los navegantes. A través de su "Rueda de los Navegantes", y desde su gran experiencia marinera, Rafael regala sus ánimos y previsiones a todos los caminantes de la mar; movido por su entusiasmo, profesionalidad, afición y señorío.
Después de cenar todos juntos y comentar las incidencias de la singladura, me despido y voy a proa a dormir a la intemperie sobre la red y dentro de un buen saco de dormir que me regaló Rodrigo de la Quadra Salcedo (hijo de Miguel) antes de zarpar de Roma. El movimiento del barco a la deriva es violento y las crestas de las olas chocan contra la estructura que hay entre los dos patines del catamarán provocando un gran estruendo que hace pensar que aquello se va a desarmar...
Aún así, tengo que abstraerme del ruido y miedo para dormirme pronto porque mañana al amanecer tengo que continuar mi Travesía Trasatlántica...
Antes de poder conciliar el sueño, con el increíblemente estrellado firmamento, pienso en los misterios que abriga el Universo y el fondo oceánico. Solo conocemos el 2% de lo que ocurre en nuestros mares y océanos. De lo que es el Universo no sabemos casi nada. Para mí, mi travesía es de unas proporciones inmensas. América está muy lejos de mi posición... Pero a la vez puedo ver lo ínfimo que es nuestro Planeta: una gotita de agua perdida en el Universo infinito... Una gotita que a su vez alberga el latido de un inmenso desierto azul. Un desierto lleno de vida, de donde procede toda la vida que existe en la Tierra.. Imbuido en estos pensamientos, imagino sistemas solares y civilizaciones a millones de años luz. Mundos que seguro existirán donde la vida también pueda existir. A la vez imagino, mucho mas cercanos, los mundos, criaturas y vida submarina misteriosa que existe pocos metros debajo de mi... Estos pensamientos me sobrecogen y me dejan sentir fuerte y clara la presencia de Dios en todas las cosas que El ha creado. Alegre de poder orar, rezo en esta gran Catedral que es la Naturaleza. En mis oraciones están las personas que siento que en estos precisos momentos piensan preocupadas por mi. Siento a mi Padre. A mi Madre y a mis hermanos y a todos los amigos que también siento hermanos.
Entre ellos están los miembros de mi equipo de apoyo. Estoy encantado con mi equipo de apoyo. Cada uno tiene una función especifica e importantísima, y los veo fuertes y animados. Sin ellos no podría cruzar. Estoy muy contento que estén a mi lado.
Mi último pensamiento antes de dormir es muy práctico: mañana me espera otra jornada de lucha donde navegar al ritmo del catamarán es muy duro. No debería navegar mucho mas rápido que el barco, porque me pierde de vista enseguida y mis tripulantes de apoyo se ponen nerviosos. Yo puedo avistar el barco muy en la lejanía, a una distancia de hasta cinco millas, pero ellos me pierden totalmente de vista a 100 brazas... La mar es muy gruesa y hay olas de 5 y 6 metros, con lo que no me pueden ver si no estoy muy cerca del barco. Tampoco el radar me puede detectar con esta mar. En consecuencia, he de navegar despacio y eso me desespera un poco... Lo que voy a hacer es navegar en zigzag delante del barco. Al final yo voy a hacer mucha mas distancia que la que hay en realidad..., pero así puedo tener velocidad. Eso es muy importante para mi seguridad, y para conservar el calor. Por una parte tengo que intentar caerme lo menos posible y para eso tengo que ir más rápido que la ola. Por otra, si no hago ejercicio empiezo a quedarme frío... En todo caso, lo mas importante es guardar la calma; el objetivo principal es llegar a América...